Limpieza en tiempos de COVID-19, lo que sí y lo que no debes hacer

No por mucho mezclar limpiamos más y mejor y, de hecho, hay que tener cuidado con combinar productos de limpieza. Descubre qué no debes hacer y que sí, así como la mejor manera para mantener el COVID-19 fuera de casa.

POR SARA BARRAGÁN DEL REY

Queremos que todo esté limpio, más aún en estos días, y tomar las máximas precauciones para prevenir el COVID-19, pero ojo, cuidado con ponernos a combinar productos de limpieza como si por mucho mezclar consiguiéramos más eficacia, de hecho, puede ser muy peligroso, como nos comenta la experta y química Deborah García Bello. «El consejo general es no mezclar nada, porque no sabemos qué reacciones o qué composiciones tiene cada producto y se pueden provocar accidentes o que se inactiven», nos cuenta García Bello. Para entender mejor cómo funcionan, qué debemos hacer y qué no, le hemos preguntado parte por parte todas nuestras dudas.

¿Qué productos nos ayudan a destruir el coronavirus?
Todos hemos visto ya representaciones del COVID-19, pero la experta nos explica, qué partes son las que atacan los productos de limpieza y cómo para poder inactivarlo. «El virus es una cápsula con material genético en su interior. La envoltura es una especie de grasa, y las púas son unas proteínas», cuenta. Según explica, hay dos formas de destruirlo: acabar con la capa de grasa, para lo que utilizamos jabones, por ejemplo; o acabar con las púas, con alcohol o lejía, entre otros.

«Cualquier producto de limpieza con tensioactivos sirve para quitar la grasa», comenta. «Los tensioactivos son sustancias que rebajan la tensión superficial (esa tensión es la que tiene el agua, por ejemplo, por ello los mosquitos pueden posarse sobre ella), haciendo que dos sustancias en principio inmiscibles puedan mezclarse. Esto lo podemos observar si añadimos un tensioactivo (como el lavavajillas) en un vaso con agua y aceite y agitamos», comenta. Dicho de otro modo, cuando mezclamos el jabón con agua, el agua penetra mejor y el tensioactivo elimina la grasa. Así que, cualquier limpiador jabonoso sirve para inactivar el virus. Por eso nos recomiendan lavarnos las manos a menudo. Lo mismo para nuestros suelos, encimeras, platos, y todo lo que quieras limpiar.

La otra forma de inactivarlo es atacar las púas de proteínas y para ello sirve la lejía, que contiene hipocloritos y una gran capacidad de oxidación para romper enlaces químicos. Por eso, por ejemplo, cuando echamos lejía en un textil desaparece el color. También sirve el alcohol y el agua oxigenada. «No está demostrado que el amoníaco pueda actuar y, en cualquier caso, yo no lo recomiendo, pues es altamente tóxico», nos comenta García Bello.

© JOSÉ HEVIA

¿Qué productos no debemos mezclar y qué no debemos hacer?
Hay muchas cosas que no debemos hacer a la hora de utilizar todos estos productos de limpieza, la primera de ellas es mezclar y la otra es no utilizar guantes (es importante proteger la piel con este tipo de productos). Son compuestos químicos que pueden reaccionar y provocar gases tóxicos muy peligrosos, como nos advierte García Bello. Esta es la guía de lo que no tienes que hacer:

  • Mezclar lejía con amoníaco: se produce una reacción y se liberan cloraminas tóxicas que pueden causar asfixia.
  • Mezclar vinagre con amoníaco: al combinarse, ambos pierden efectividad. Además, no está demostrado que el vinagre tenga algún tipo de efecto sobre el virus.
  • Utilizar agua caliente para diluir la lejía: siempre con agua fría, pues con el agua caliente se descompone más rápido y libera cloro gas, que también es tóxico. «Eso es lo que produce el típico picor de ojos u olor a ‘piscina’ fuerte que érronamente asociamos con más limpieza», nos cuenta.
  • Mezclar lejía con vinagre: también desprende gases tóxicos que pueden dañar ojos y pulmones.

Y aún hay más combinaciones: bicarbonato de sodio con vinagre, agua oxigenada con vinagre, lejía con alcohol… En conclusión, no mezcles nada.

¿Cuál es la mejor forma de limpiar suelos y superficies resistentes?
La experta nos recomienda disolver en un litro de agua dos cucharadas soperas de lejía. Es la solución perfecta para limpiar los suelos con la fregona, no se necesita más. También sirve para limpiar encimeras o superficies de la cocina. Eso sí, nos avisa de no dejar reposar esa disolución, pues según pasa el tiempo, se va descomponiendo y es más efectiva. La forma de matenerlo en tal caso, es prepararla y guardarla en un recipiente cerrado. Si no toleras la lejía o te genera algún tipo de alergia, el agua y jabón, cualquier producto jabonoso es suficiente.

© JOSHUA MCHUGH

¿Cómo limpiamos los muebles, ordenadores u otras superficies delicadas?
En cuanto a otras superficies como muebles, repisas, objetos, el ordenador o la pantalla del móvil (que por cierto, es importante limpiar a menudo), García Bello nos recomienda usar alcohol sanitario. Un algodón empapado en alcohol o similar, es suficiente para desinfectar este tipo de superficies. «El alcohol etílico a partir de un 60% ya es efectivo, así que cualquier alcohol sanitario funciona. Se puede usar para las superficies delicadas», explica. Hay productos de limpieza que también contienen alcohol, pero no siempre la proporción es suficiente, así que si quieres asegurarte, usa el de la farmacia.

Cocinar y mirar por la ventana
BRUNO BARBOSA

¿Hay que desinfectar también los alimentos?
La experta nos recomienda también desinfectar los alimentos como las frutas y, para ello, tenemos que tener especial cuidado, para que ninguna sustancia química penetre en ellas. «Lo mejor es diluir dos gotas de lejía pura, no de los prodcutos en gel que contienen perfumes u otros compuestos, en un litro de agua y con ello lavar la fruta y después enjuagarla». No es recomendable utilizar el detergente habitual o lavaplatos, ya que sí puede llegar a penetrar en algunas frutas que no contengan muchas ceras en su piel, como las uvas.